Se proyectan dos bloques lineales, alineados respectivamente a las calles Aiguadolç y Devesa. El primero, de trazado recto paralelo a la alineación de la calle, se curva ligeramente cuando se acerca a la calle del Fondo de les Oliveres, buscando la relación con el trazado de las edificaciones del antiguo hotel Aiguadolç. El segundo presenta un trazado curvo, paralelo a la alineación de la calle Devesa. El desplazamiento relativo de los edificios libera espacios en las esquinas noroeste y sudeste del solar, que se destinan al emplazamiento de una piscina y de una zona de juegos infantiles, respectivamente.
El acceso general al conjunto se propone desde la plaza de Josep Roca i Pons, a través del porche que aloja un cubículo de conserjería y un aparcamiento de bicicletas. El espacio central entre las edificaciones se configura como un pasaje peatonal ajardinado que concentra los accesos a las escaleras de ambos edificios.
Los edificios se organizan a partir de núcleos de escalera y ascensor que dan acceso a dos viviendas pasantes por rellano. En la planta tercera, a la que el planeamiento asigna una ocupación equivalente al cincuenta por ciento de la planta tipo, se proyecta una sola vivienda por escalera, compuesta con la zona de día y la zona de noche de dos viviendas tipo contiguas. De este modo, en el último piso de cada escalera se genera una ocupación en damero que libera dos terrazas independientes, una de uso privativo y la otra de uso comunitario.
Las viviendas proyectadas prevén que las zonas de día —sala de estar y cocina office comunicadas con las terrazas— se orienten a sur con vistas al mar, o a norte, con vistas a la montaña. Los dormitorios se abren al espacio interior entre edificios. Excepcionalmente, las viviendas del extremo este del conjunto se distribuyen con la zona de día orientada a sur y con vistas hacia la zona de juegos infantiles, y con las terrazas voladas orientadas a levante para significar la fachada del conjunto de la plaza.
Si bien las zonas de día se proyectan idénticas en todas las viviendas, los seis dormitorios correspondientes a dos viviendas contiguas se redistribuyen ocasionalmente en grupos de cuatro y dos para ajustar el proyecto a la diversidad tipológica que se solicitaba.
Las fachadas exteriores se caracterizan por la presencia de terrazas amplias, que producen, por tanto, sombras profundas sobre el plano de cerramiento. Esta característica les confiere volumen y relieve, a la vez que proporciona protección solar efectiva en la orientación a mediodía. Puntualmente, y coincidiendo con las columnas de que forman los offices, las horizontales trazadas por los vuelos de las terrazas se interrumpen a alturas distintas para generar episodios de escala variable y alterar con ello el dibujo de las sombras proyectadas.
Las fachadas interiores se proyectan tensas, compuestas en base a una retícula regular de macizos y huecos. El almenado que generan los áticos contribuye a animar el remate de estas fachadas, al tiempo que remite los límites perimetrales del espacio libre entre edificios a una altura relativa de planta baja y dos pisos. A medida que se acercan al espacio comunitario donde se sitúa la piscina, las trazas de las fachadas interiores desarrollan un sistema de pliegues autorreferenciados que contribuyen a la plasticidad de los cerramientos y a la conformación del espacio intersticial que definen.