El solar, en fuerte pendiente, propuesto para alojar la ampliación de la sede central del BAD está situado en una zona consolidada de la ciudad de Abiyán, frente a la torre que aloja la sede actual del banco y junto a la Gran Mezquita.
Sobre una base común dedicada a aparcamiento, que restablece la horizontalidad en el nivel más elevado del terreno, se sitúan los edificios de oficinas y de servicios, alineados a los dos frentes laterales de la parcela. Entre ambos, se encaja el centro de conferencias, vinculado al lobby general del edificio.
El edificio de oficinas se desarrolla en un volumen prismático que ocupa todo el frente del solar que mira hacia la Gran Mezquita. Se propone un edificio de catorce pisos de altura y 18,60 metros de profundidad, dimensión que permite una ventilación transversal eficiente y un nivel óptimo de iluminación natural. En el frente opuesto del zócalo, el edificio de servicios se desarrolla en un volumen exteriormente simple pero con una gran complejidad interior, que responde a la diversidad de funciones que acoge. En sus seis plantas se distribuyen los diferentes servicios —área de restauración, agencia de viajes, correos, reprografía, agencias bancarias, guardería, centro médico, área de fitness y salas de oración—, así como espacios de vinculación entre el conjunto de edificios que constituyen la nueva ampliación que se proyecta y la actual sede del BAD. La sala de conferencias ocupa el espacio central entre los dos edificios en altura. Su espacio de acceso comunica y relaciona todas las piezas del conjunto, además de facilitar el uso independiente de cada espacio y articula las circulaciones de usuarios y visitantes con sus correspondientes controles de seguridad y acceso. El proyecto prevé que tenga una capacidad total de 1.200 personas, modulada y divisible en salas de distintos tamaños.
En su conjunto, el proyecto se ajusta a una malla cuadrangular homogénea de 1,60 metros de lado que compatibiliza dimensionalmente las distribuciones funcionales de los distintos pisos, al tiempo que racionaliza el diseño de la estructura y la modulación de las fachadas. Estas alternan macizos y huecos de un semimódulo de anchura, de forma que se consigue una proporción de aberturas adecuada a la elevada intensidad luminosa del lugar. Algunos de estos macizos verticales, con acabado exterior de composite de aluminio, se singularizan desde el nivel de contacto con la calle transformándose en los «troncos» principales de un brise-soleil arborescente que extiende un sistema de «ramas» entrecruzadas en toda la altura de los edificios, una referencia iconográfica a los bosques como elemento identificador del país y a la madera como sector fundamental de su economía.
Desde el punto de vista climático, el edificio procura optimizar los recursos pasivos disponibles, como el diseño de una envolvente térmicamente eficiente, la ventilación natural para la refrigeración nocturna automatizada del edificio, recuperadores entálpicos para la refrigeración natural a través de la acumulación subterránea del agua de lluvia y la iluminación natural de los puestos de trabajo para reducir el consumo de luz artificial.