La propuesta para una nueva ciudad de hábitat integrado en Boustane Tamesna —1.428 viviendas, comercios, equipamientos y aparcamientos en 10,40 hectáreas de suelo público—, parte de la lectura crítica de las ciudades tradicionales y acepta que las formas más significativas de la tradición —la calle, la plaza, la manzana— puedan dar respuesta a los distintos tipos de nueva residencia, sin renunciar a los avances incuestionables de la contemporaneidad, especialmente en los campos de las nuevas tipologías residenciales, el desarrollo sostenible y la sensibilidad por el medio ambiente.
El conjunto puede ser leído como un sistema de bloques edificados que asumen con disciplina la alineación del perímetro del solar disponible y que se pliegan hacia el interior a la manera de manzanas semicerradas, modelando espacios libres que se sitúan en el centro de cada una de las unidades y espacios intersticiales ocupados por edificaciones aisladas, estratégicamente dispuestas desde un criterio unitario de composición general de la planta. El carácter público y abierto de estos espacios libres y su relación mediante un recorrido peatonal continuo redunda en hacer reconocible la condición unitaria del conjunto.
El debate actual sobre la ciudad se centra esencialmente en la cuestión de la densidad porque parte de la idea de que el suelo es un bien escaso que debe ser protegido y consumido con moderación. En términos generales, se entiende que una densidad elevada optimiza la ocupación del suelo, disminuye los desplazamientos, implica que el transporte público sea rentable y crea zonas de actividad urbana que propician los intercambios comerciales y culturales. Para dar una respuesta adecuada a la demanda de los promotores, que sugieren una utilización razonable y mesurada del suelo para favorecer la calidad de los espacios colectivos exteriores, nuestra propuesta consiste en respetar el estándar reconocido de ocupación del suelo por debajo del 35% del suelo total disponible (CES = 3,42). En base al programa de vivienda previsto, se distribuyen 1.400 viviendas en el total de techo edificado, lo que representa una densidad de 140 viviendas por hectárea.
La arquitectura que propone el proyecto quiere ser discreta. Las condiciones del encargo no permiten frivolidades. Más que producir una arquitectura pensada para llamar la atención, nos ha interesado generar un proyecto complejo que, partiendo de un conjunto de intenciones diversas, dé lugar a una forma urbana sintética que proporcione claridad y confort a los futuros ciudadanos. El objetivo del proyecto no es la forma de los edificios en sí misma, sino su capacidad de generar la forma de la ciudad imaginada.