Dentro de la Modificación del Plan General Metropolitano para la renovación de las áreas industriales del Poblenou (distrito de actividades 22@BCN), el sector Llull-Pujades Llevant es uno de los seis sectores piloto que se desarrollaron por iniciativa pública para impulsar la transformación física del territorio con la creación de nuevos elementos de estructura urbana. Es, de este modo, una de las seis operaciones que han tenido un papel estratégico en la creación de nuevas dinámicas en el sector.
El plan propone una ordenación unitaria a gran escala de las tres manzanas que configuran el frente de la calle Llull, acumulando en esta zona todo el programa edificatorio vinculado a las actividades productivas. Con esta ordenación se libera un gran salón de espacio libre de ámbito local, que se suma al sistema intersticial de espacios públicos, entre las plazas del Poblenou y los parques de Diagonal Mar. La fachada principal de este salón la configuran una serie de edificios apantallados discontinuos de alturas variables —entre siete y trece plantas— que se superponen, unificados en cada una de las manzanas por un zócalo común de tres plantas que conforma patios de acceso y maniobra abiertos a las calles perpendiculares al mar. Los edificios, que incrementan progresivamente su altura, se fragmentan con el objetivo de abrir las vistas y aligerar el impacto del volumen edificado.
El edificio proyectado ocupa el extremo de uno de los edificios terciarios, con el que comparte profundidad edificada y altura. Se compone de un zócalo que concentra dos plantas destinadas a oficinas y doce plantas residenciales con 32 viviendas destinadas a la relocalización de los residentes afectados por la transformación del sector.
El tratamiento del volumen edificado pretende conseguir una integración efectiva en el conjunto de la manzana, y más concretamente con el edificio de oficinas contiguo, en relación con el cual no es más que un remate cuantitativamente poco significativo. Las tres fachadas del edificio se tratan con terrazas continuas sobre el zócalo terciario y comercial de tres plantas, dejando en segundo plano el mallado de aberturas vinculadas al programa doméstico. A partir de la séptima planta, el edificio vuela por encima de la calle para conseguir una singularidad volumétrica que responde a las perspectivas abiertas desde la avenida Diagonal. El tratamiento de las terrazas en voladizo se interrumpe antes de la medianera con el edificio vecino y se generan profundas juntas entre los dos edificios que resuelven las diferencias en el tratamiento de las fachadas y en la distribución de alturas de los pisos.