Este proyecto desarrolla la ordenación de los terrenos ocupados por las instalaciones de la antigua fábrica La Electricidad SA, fundada en 1897 y adquirida en 1990 por la corporación tecnológica suiza ABB, que la mantuvo en actividad hasta su cierre definitivo, en el año 2000.
La Electricidad escogió este lugar por su contigüidad con la entonces recién inaugurada vía del tren y con la primera estación construida en Sabadell. El trazado de la vía, hoy soterrada, se convirtió en el límite del crecimiento del ensanche sur de la ciudad. Este trazado es reconocible con el de la Gran Via y con el ensanchamiento que constituye la plaza Antoni Llonch, donde aún hoy está la estación.
Más allá de las instalaciones industriales construidas al lado del tren, entre estas y el barranco del río Ripoll, se desarrollaron los asentamientos suburbanos que proporcionaban vivienda a la nueva población inmigrante, que proveía las fábricas de mano de obra: Can Puiggener, La Cobertera, Nostra Llar de Sant Oleguer, Sol i Padrís…
El soterramiento de las vías del tren en 1976 y la urbanización de la Gran Via —una autopista urbana que se tendría que reconsiderar—, pusieron las condiciones para transformar estos suelos industriales con un elevado valor de centralidad, y para incorporarlos al tejido residencial de la ciudad. Una importante pérdida de actividad productiva, que, por el contrario, hacía posible eliminar las barreras físicas que, históricamente, habían segregado las barriadas de la orilla del Ripoll.
El planeamiento aprobado en el año 2001 para la manzana ABB supuso la demolición de las edificaciones industriales menos valiosas y la reutilización de la nave principal de la antigua fábrica como un espacio multiuso de la Fira de Sabadell. El acceso principal a este nuevo equipamiento se produce desde la plaza de la Sardana, delimitada por dos edificios residenciales nuevos que acogen 87 viviendas: un bloque lineal con fachada a la calle Covadonga —eje del barrio de La Cobertera—, y una torre de planta cuadrada y 14 pisos de altura en la articulación visual que produce el giro de la Gran Via y el cambio de sección que configura la plaza Antoni Llonch.
La posición del bloque lineal proporciona una fachada controlada a la nueva plaza, al tiempo que se refiere a la prolongación de la calle de los Comtes, que tiene que vincular el barrio de La Cobertera o de Covadonga con el centro urbano.
El proyecto pretende propiciar un tratamiento abstracto del volumen de la torre. Las terrazas perimetrales continuas que se proyectan permiten tejer una fachada exterior compositivamente independiente del ritmo de aberturas de la fachada interior, vinculadas a las vicisitudes de los programas residenciales que se desarrollan en ellas. Los salones de estar de las cuatro viviendas que componen la planta se sitúan en las esquinas, y buscan la buena orientación en una fachada u otra. Sobre una de las diagonales de la planta, los salones de estar se extienden hasta la fachada exterior con galerías cerradas que forman columnas acristaladas para proporcionar esbeltez al volumen del edificio.
La urbanización de la plaza de la Sardana y de la acera de la Gran Via sobre el nuevo aparcamiento soterrado completan la regeneración urbana del sector.